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27 No solamente hay el peligro de que este negocio nuestro caiga en descrédito, sino también que el templo de la gran diosa Artemisa sea estimado en nada, y que pronto sea despojada de su majestad aquella a quien adoran toda el Asia y el mundo.

28 Al oír estas palabras se llenaron de ira y gritaron diciendo:

—¡Grande es Artemisa de los efesios!

29 Y la ciudad se llenó de confusión. Se lanzaron unánimes al teatro, arrebatando a Gayo y a Aristarco, macedonios y compañeros de Pablo.

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